La llegada de Marisa al mundo del arte no ha sido precisamente casual. Su madre era una reconocida pintora, especialista en miniatura, que inculcó en sus hijos el amor al arte desde muy pequeños. En esta época la autora recuerda que ya realizaba dibujos y bocetos siempre bajo la supervisión y el consejo de su madre.

        Su formación académica estuvo siempre orientada hacia la vertiente más artística de cada una de las disciplinas a estudiar; bien a través de la adquisición de conocimientos estéticos vinculados con el mundo sensible de la decoración, o bien, centrada en las artes plásticas.

         Esta inquietud por ampliar y perfeccionar sus conocimientos artísticos, permanece inalterable en la actualidad, ya que continúa asistiendo a la Escuela de Bellas Artes “Eulogio Blasco” de Cáceres, como alumna del Taller de Escultura, y con anterioridad lo hizo en el de Pintura.

         Disciplinada, y con gran capacidad de trabajo, a lo largo de estos años ha ido buceando, investigando y experimentando en sus realizaciones plásticas, conocedora de que son premisas y condiciones todas ellas indispensables para la realización de una obra cuidada, coherente y directa.

        Del Natural, es una exposición que narra perfectamente las características antes mencionadas. Marisa no ha querido sólo mostrar una cuidada selección de sus obras tomadas del natural, sino que ha decidido desnudarse ante el público, en su primera muestra individual, presentándonos una obra intimista, llena de misterio, y que forma parte del ámbito más personal de la autora.

         Especial atención merecen las obras dedicadas a la figura humana, y en particular las que representan esos jóvenes cuerpos semidesnudos, siempre de espaldas al espectador, pudorosos y tímidos de mostrarse ante ellos, trasmitiéndonos a la vez una gran paz interior. A esta estudiada composición le acompaña el colorido suave y la pincelada fina de contornos marcados.

         Dentro de esta misma línea se enmarcan otras dos obras, donde desaparece ya la figura humana, pero vuelve a agitarnos con la presencia de esas camas deshechas, solitarias, de sábanas casi veladas, y de atmósfera pesada y aún tenebrosa.

          Las flores, hojas, y cestas, brindan a la autora la posibilidad de variaciones técnicas. Fiel al uso del óleo, casi siempre sobre lienzo, estas realizaciones tienen unas texturas más gruesas, de fondos más empastados, y de resultado más rotundo desde el punto de vista del procedimiento.

        En total son catorce obras que nos asoman al mundo de esta novel expositora, que ha querido ser muy honesta consigo misma hasta atreverse a exponer sus creaciones al ojo crítico del espectador. 

Cáceres, Febrero de 2004        

Felicidad Rodríguez Suero

Directora   de Cultura de la Excma. Diputación   De Cáceres.