Estructura
Las piezas de los buques eran talladas en aquellos árboles cuyas formas se adaptaban a la finalidad deseada, por lo que eran cuidadosamente seleccionados. Los árboles cortados y clasificados debían sufrir cierto proceso de varios meses hasta que estaban listos para ser tallados.
La quilla, formada por varias piezas, era lo primero que se colocaba sobre las gradas del astillero. formaba lacolumna vertebral del barco, sobre la que se colocaban posteriormente las costillas. En este caso, la roda, el codaste y las cuadernas constituyen la estructura que soportará todo el conjunto de la nave.
En la obra de Chapman. “Architectura navalis mercatoria” aparecen estos dibujos de fragatas con vistas de tres cuartos desde proa y desde popa. Las características de estos buques son de una gran semejanza, en el interior aparece una toldilla para proteger al timonel en mares cálidos.
En la misma obra Chapman aparece un interesante dibujo de una fragata, en el que se aprecia claramente la línea de flotación y el diseño hidrodinámico de la nave cuya parte sumergida u obra viva semeja un gran pez. En los dibujos inferiores es de destacar la sencilla decoración de este tipo de barco. Muchos de ellos eran privados y sus armadores los decoraban al uso de la época, que correspondía generalmente con las corrientes artísticas del momento. Las fragatas mercantes eran más panzudas que las de guerra para obtener, como es lógico, mayor capacidad de carga.
CONSTRUCCION DE UNA FRAGATA DE 22 CAÑONES.
El primer paso para la construcción de la fragata es trasladar las plantillas de mamparos y la falsa quilla sobre un tablero de madera de contrachapado de 7 u 8 mm. Es aconsejable calcular de antemano la cantidad de madera necesaria y dividir el tablero en cuarteles o cuadrados según el número de cuadernas, para que lo corten en el mismo almacén y así no tener necesidad de hacerlo nosotros mismos. Los mamparos serán calcados del plano en papel vegetal. Puede calcarse la cuaderna entera o la mitad de ella por su eje central, interponiendo entre la madera y el papel vegetal un papel de calco. Se sujetarán con papel adhesivo a la madera para evitar movimientos y se pasará cuidadosamente la punta de un lápiz por todo el contorno del mamparo. Se señalará con un número o letra cada una de las piezas antes de comenzar a cortar.
El corte se realizará bien manualmente o por medios mecánicos. En el primer caso se utilizará una segueta de arco grande, manteniendo el pelo de la misma perpendicular al plano de la madera. En el segundo caso, es muy práctico el uso de la sierra del arco eléctrico por la gran cantidad de esfuerzo que ahorra. En ambos casos el corte debe ser lo más cuidadoso posible para evitar irregularidades. Es preferible que sobre madera a que nos metamos demasiado en el mamparo, porque es mucho más difícil de corregir.
Una vez cortados los mamparos y la falsa quilla, se procederá a comprobar que las piezas encastran perfectamente sin necesidad de tener que ejercer presión para encajarlas, pues se corre el peligro de que la falsa quilla se deforme. Pegar las piezas con cola blanca, y esperar a que ésta seque, corregir la posición de los mamparos para que queden perfectamente alineados, tanto en el plano de cubierta como a los costados. Cualquier error cometido en esta fase puede suponer una deformación apreciable posteriormente y de una difícil solución.
Los refuerzos de proa se realizarán mediante la colocación de trozos de madera encolados entre sí, que una vez pegados se limarán para dar la forma adecuada. Del mismo modo se limarán todos los bordes de las cuadernas, comprobando mediante una traca que ésta se acopla sin dificultades a todo lo largo del casco. Recordar que vamos a emplear un único forro y más tarde no habrá posibilidad de corregir las “chepas” o los hundimientos que ahora se pasan por alto. De todos modos, si el modelista lo considera necesario y más seguro, puede utilizar el método del doble forro para poder realizar las modificaciones que considere oportunas.
Se pegará y clavará una traca siguiendo toda la línea de cubierta en ambos costados del casco, que nos servirá como maestra y marcará la dirección de las restantes.
Tanto a proa como a popa se rebajará la falsa quilla en toda su longitud dos milímetros a cada lado, para que al colocar las tracas y posteriormente la quilla, la roda y el codaste no sobresalga la tablazón de la medida de estas piezas.
En estas fotos se puede apreciar el trabajo realizado hasta el momento, tratando de mantener siempre presente los siguientes conceptos:
1.) Perfecta alineación de las cuadernas con respecto al plano de cubierta.
2.) Limado de todos los bordes de las mismas para que las tracas se acoplen sin producir hundimientos ni “chepas”.
3.) Colocación de una traca maestra a lo largo de toda la línea de cubierta.
4.) Rebaje de dos milímetros a ambos lados de la línea del codaste y roda, así como de la quilla.
Forro del casco
Del sobrante del mismo contrachapado usado para las cuadernas, se cortarán seis piezas como las que aparecen en el dibujo A, las cuales se pegarán en la última cuaderna de popa y que formarán la prolongación de ésta, sirviendo para soportar la construcción de los ventanales, las galerías y el espejo. Una vez pegados, se prolongará la traca maestra hasta el final. Esta zona será forrada antes que el casco, puesto que las tracas de éste montan sobre popa.
Estas son las piezas que se colocarán en la última cuaderna de popa y que soportarán los ventanales, galerías, espejo y coronamiento.
Comenzaremos a forrar el casco por las tracas altas, calculando previamente, como en los modelos anteriores, la anchura de éstas a medida que nos acercamos a proa y popa. Las tracas se cortarán en tramos sobre la marcha, con la medida de tres o cuatro cuadernas, procurando que los extremos coincidan con la mitad de ellas. Se pegarán y clavarán (dibujo 8).Obsérvese cómo las tracas al llegar a la línea de la roda se adaptan al resalte practicado anteriormente. Colocadas las tracas altas, comenzaremos a poner las inferiores desde la quilla hacia arriba. En este caso no las hemos tallado y no lo haremos mientras se conserve el paralelismo entre éstas y la última traca de las colocadas anteriormente al forrar la parte alta.
Sistema de forrado por tramos. Éstos se colocarán entre cada tres o cuatro cuadernas, clavando sus extremos a mitad de ellas y dejando la otra mitad para el siguiente tramo de traca.
A popa no se forrarán las tracas, sino que se apoyarán con entera libertad en el lugar que la misma traca escoja. Estos huecos se cubrirán con cuñas.
Lo mismo haremos en proa y en los costados, en el caso que se logre cerrar el casco perfectamente. Comenzaremos a lijar el casco y a enmasillarlo por primera vez, para no tener que hacerlo una vez colocada la superestructura, con peligro de romper alguna pieza.
Para terminar de forrar el casco, tendremos que tener en cuenta un aspecto fundamental; estas tracas no se pegarán a las cuadernas, sino que lo harán entre sí a tope, es decir, canto con canto. Las cuadernas sólo se clavarán porque su única finalidad es dar la forma adecuada a las tracas, y estos extremos de las cuadernas serán, en su momento, arrancados para poder colocar el forro interno. Continuar lijando para igualar toda la superficie. En el interior, desde la traca que recorre la línea de cubierta hasta la quilla por ambos lados, hemos aplicado una mezcla de cola blanca, anilina y serrín con una doble finalidad: reforzar interiormente el forro (para lo que también se puede utilizar tela encolada) y para calafatear el barco (puesto que al lijar aparecerá por el exterior la mezcla).
El casco I
La operación de refuerzo interno puede y debe repetirse tantas veces como se crea necesario, para que la estructura quede lo más sólida posible. La popa, igualmente, será reforzada. Aquí puede apreciarse la colocación de las piezas que la sujetan; dos en cada lado y otras dos en el centro, dejando libre el espacio necesario para, más adelante, realizar el orificio por donde pasará el timón. En esta fotografía puede verse cómo en un primer grado de limado aparece, en algunos sitios, el calafateado. El refuerzo de la amuras se ha hecho sin la pasta utilizada en el resto del casco. Aquí hemos utilizado solamente cola blanca, teniendo mucho cuidado de no impregnar las cuadernas para que no se peguen al forro.
Tomando con el compás la distancia entre cintones, comenzando por el superior, en el centro del casco, la llevaremos a todo lo largo de aquél para colocar el primer cintón más grueso.
Terminada esta fase, se procederá al lijado definitivo de todo el casco, dejándolo listo para el pulido final y barnizado o pintura posterior.Para sujetar el modelo mientras trabajamos sobre cubierta, hemos construido este sencillo soporte con el sobrante de dos cuadernas, una de proa y otra de popa, unidas por listones. Nos proporcionará un buen apoyo para posteriores trabajos
Una vez pegados, los listones se cortarán a ras de las troneras.
Hemos teñido mediante pigmentos los cintones más gruesos para dar al conjunto cierta variedad, hemos utilizado un tinte rojizo, pero el modelista optará, como es lógico, por el tono que más le interese.
El refuerzo para la maniobra de anclas se compone de varios listones, o piezas de madera con una forma peculiar. Comenzamos dibujando su contorno sobre el casco entre la primera y segunda tronera del castillo de proa, haciendo pasar uno de sus bordes por la segunda de éstas.
Pegaremos y clavaremos estos listones, teniendo en cuenta que para pasar sobre el primer cintón las piezas deberán ser más finas que las restantes, para que todo el conjunto quede al mismo nivel. Se recortarán los extremos según el dibujo trazado y se enmarcará con listones más finos. Se dejará sin forrar la parte alta del refuerzo, puesto que ésta es una pieza móvil cuyo borde superior se engancha en la mesa de maniobra de los obenques.
Lijar todo el conjunto e igualarlo.En el alcázar de popa se abren unas puertas que comunican la cámara del comandante y oficiales con el jardín donde se situaban las letrinas de la gente de popa. Primero se dibujarán con el lápiz por la parte exterior y se recortarán, para después pasar a la parte interna del forro.
Con listones de igual medida que los que pusimos para suplantar las cuadernas y hacer los marcos de las troneras, haremos los cuatro lados del marco de la puerta.Primero introduciremos encolados los listones laterales y luego los otros dos.
Una vez pegados, con la cuchilla cortaremos el sobrante del forro y limaremos para igualar.
Colocar el listón que forma el escalón que divide el pozo del combés y el alcázar. Lijar todo el interior ya forrado y cortar todas las piezas sobrantes para que el barco pueda adquirir sus rasgos fundamentales, y así, dedicando un tiempo a la observación, poder corregir, aunque el remate final se hará cuando estén puestas la cubierta, las regalas y todos los elementos externos del buque
El casco II
Existen grandes diferencias en los sistemas constructivos navales que se utilizaban en otros tiempos y los que un modelista utiliza en la actualidad, aunque el grado de meticulosidad no tiene límites. La primera gran diferencia consiste en la construcción de cuadernas y mamparos. En un modelo totalmente cerrado no sería lógica la construcción de cada una de las cuadernas tal y como era en la realidad, así como su encastre sobre la quilla, contraquilla y demás piezas que componen su estructura, a no ser que al menos uno de los costados quisiera dejarse sin forro para poder contemplar los interiores, Lo mismo ocurre con las troneras de los cañones que en la realidad se construían aprovechando las cuadernas y encajando en ellas dos maderos horizontales. Así podríamos citar innumerables casos.
Por otra parte la documentación histórica es escasa y no siempre fácil de lograr, por lo que el modelista habrá de suplir con su imaginación muchos de estos detalles constructivos. Aquí ofrecemos algunas de las muchas posibilidades que se ofrecen para la solución de ciertos problemas que inevitablemente retrasan el trabajo pero cuya solución proporciona grandes satisfacciones.
Ésta es una de las cuadernas de proa con su forma peculiar propia de los buques de la época. En ella se pueden apreciar sus partes componentes. En realidad cada cuaderna eran dos, unidas entre sí por cabillas de madera o pernos de hierro. La pieza inferior o varenga se encastra en la quilla; el resto son ligazones contrapeadas.
La forma más corriente de sujetar los puentes y toldilla a las amuras era mediante un largo listón adosado a todo lo largo del casco, y a su vez unas ménsulas o piezas en ángulo para soportar el peso de los baos o vigas sobre las que reposa la tablazón del puente. Estas piezas angulares pueden sacarse de alguna moldura con la forma adecuada cortándola en rodajas.
Tomando la medida con el compás de las piezas que forman el mecanismo de entrada de maniobra de las vergas, se construirán con maderas del mismo tono o más oscuras que el resto del forro. Se buscarán piezas redondas y aplanadas para hacer las poleas. En el mercado las hay de diferentes medidas. También pueden tornearse o sustituirlas por vigotas. Se clavarán unos alfileres en uno de los lados, que pasarán a través de las poleas, y se cortará y limitará el sobrante del alfiler. Realizadas las aberturas correspondientes, se encajarán las piezas y se pegarán dejándolas preparadas para el momento del lijado e igualado final.
Lijar bien toda la superficie para igualar por ambos lados.Terminar de repasar el marco de las puertas con la cuchilla bien afilada, Hemos utilizado para todos estos trabajos una hoja curva, puesto que resulta muy manejable.
Dos tipos de escalón para las escalas de babor y estribor. Estas pueden realizarse del mismo modo que los cintones con dos listones de anchuras distintas.
Las puertas deben quedar bien cuadradas, procurando que el marco tenga las menos irregularidades posibles, puesto que en su momento había de encajarse una puerta. Por ello la lima nos proporcionará un acabado liso Para la construcción de las escalas del casco utilizamos el mismo sistema que con las molduras: dos listones, uno más grueso que otro, que se pegarán.
Del resultante se cortarán pedazos a medida que formarán los escalones.Lijados y redondeados (como se indica en el dib. 5) se podrán tallar según el modelo elegido. Se pegarán al casco, bien alineados y equidistantes entre la sexta y séptima tronera, justo donde termina el alcázar y comienza el combés.
La tapa de regala se construirá con listones de color más oscuro que el forro del casco. En este caso una madera rojiza. Se procurará que estos listones sean aproximadamente de 1 mm más anchos que la regala. Para pegarlas, primero se curvarán lateralmente para ajustarlas. Tendremos la precaución de elegir listones cuya veta sea paralela a sus bordes, para evitar que al doblarlo se rompa. Hemos utilizado el soldador como en otras ocasiones. Mediante pinzas y alfileres se pegarán los listones procurando que el borde interior quede a ras de la amura, y el sobrante del listón en el exterior. Se dejará un sobrante de 1 cm en los extremos donde se colocarán las volutas que forman las molduras.
Con el filo de una cuchilla, lima y lija se igualará toda la superficie de la tapa de regala, redondeando sus cantos y puliendo toda la superficie. Hay que tener especial cuidado de la simetría de las dos bandas, mirando a través del eje central de la nave y corrigiendo si hubiera algún defecto muy evidente. Repasar con la lija todo el interior de las amuras. Lo mismo se hará en el exterior. En esta fase el lijado y limado de todas las piezas aún es superficial para dejar preparada toda la superficie que en su momento será pulida y terminada. Ahora la pieza se encuentra realizada a grandes rasgos, puesto que aún habrá que corregir, rectificar y mejorar.
para realizar las volutas que rematan la regala hemos utilizado un cilindro de madera del mismo ancho y grueso que el trozo de amura sobrante.La parte exterior del cilindro ha sido tallado en dos círculos concéntricos, uno más profundo que el otro. El aro más saliente se ha cortado por uno de sus lados para que se adapte a la tapa de regala. La parte superior debe adaptarse lo más posible para que al lijar e igualar, apenas se note la unión. Por último la tapa de regala de la zona del combés se ha prolongado mediante un listón de la misma madera, por toda la borda, tanto en el castillo como en el alcázar, justo encima.
Para construir el mamparo de proa del castillo se recortará otra plantilla de cartulina con las medidas del mismo.Los refuerzos de los costados del barco se han construido superponiendo capas de listones hasta igualarse con las protuberancias de los cintones y colocando por último, un listón de una sola pieza para tapar todo el conjunto. El extremo inferior del refuerzo se ha limado para redondearlo apoyándose sobre el cintón inferior. Las junturas se taparán con masilla si es necesario, dejando el conjunto listo para, en su momeno, lijar y pulir.En la proa se construirá un añadido que prolongará los cintones gruesos superiores hasta la roda y proporcionará refuerzo suplementario, así como una base para el mamparo que cierra el castillo. Para ello se recortará en cartulina una plantilla como la del dibujo A, la cual se adaptará a la proa dejando que sobresalga del casco el grueso del cintón. Después se recortará en madera dos piezas iguales del mismo ancho de cada cintón y se pegarán entre síy a la proa. Por último se igualarán al resto de los cintones.
por el contorno grueso que equivale a la parte interna. Se adaptará a las amuras corrigiendo las irregularidades que tenga recortando el sobrante o pegando trocitos de cartulina. Se llevará sobre un contrachapado y se recortará. La parte trazada en línea discontinua equivale a la zona exterior por lo que se rebajará hasta que encaje. Después se forrará con listones iguales al resto del casco.
Diseño del conjunto de puertas y sus detalles, goznes, argollas, asas y adornos.
Espejo
Mediante las plantillas del dibujo cortar en madera o contrachapado las piezas que formarán la base de las galerías o jardines. El grosor de dichas piezas viene indicado en el plano general de formas, así como su inclinación. Ambas galerías serán una prolongación de la cubierta, por lo que quedarán ligeramente caídas en sus extremos.
Con lápiz dibujaremos el lugar donde se situará la letrina de popa.
Clavaremos una tabla de madera de lado a lado de las galerías. Esta tabla será un rectángulo que se curvará ligeramente mediante agua y calor y se tallará, una vez clavada, para darle la forma definitiva.
Forrar los laterales de las galerías y repasar el conjunto. Ahora comenzaremos a construir las molduras que soportan las galerías. Lo haremos por piezas o secciones. Para ello, dibujaremos sobre el casco el contorno de la pieza e iremos tallando las distintas secciones.
Con dos bloques de madera tallaremos a grandes rasgos la moldura.
La adaptaremos en su lugar para ir poco a poco tallando y dando la forma adecuada.
Mediante cuchilla y gubia, y comprobando constantemente sobre el calco, así como con el dibujo, lograremos dar a las ménsulas su aspecto definitivo.
Dibujar sobre la pieza las ranuras y adornos.
Con una gubia de sección curva y fina comenzar a tallar cuidadosamente siguiendo las líneas trazadas.
Realizada la talla lijar con lija fina para redondear.
Del mismo modo se tallarán las ranuras traseras de las ménsulas. Todas estas tallas pueden sustituirse por piezas realizadas en hilo de latón, o buscando elementos parecidos en adornos de bisutería.
Tapar la parte baja de los soportes del espejo con listones. Más adelante construiremos en este lugar los armarios de la cámara.
Tomando como modelo el plano general y el dibujo de medio espejo, sacar en cartulina una plantilla de los dos lados o del espejo completo.
Pasar la plantilla a madera y cortarla.
Adaptar las dos partes del espejo al lugar donde serán clavados.
Mediante agua y calor se conseguirá la curvatura de popa. Clavar y pegar. Con cuchilla y lima dar la forma del coronamiento en herradura o peineta, típico de estos barcos.
Curvar dos listones para formar las molduras del espejo. Pegarlos y, si es necesario, sujetarlos con alfileres.
Se puede apreciar el espejo y su coronamiento a falta de la decoración que lo complete.
Para simular cristales antiguos, casi opacos, se han cubierto las láminas de plástico, que se han confeccionado con Alkyl por ambos lados. Al secar quedarán transparentes, pero haciendo aguas, lo cual les dará un aspecto mate.
Para construir las cisternas que van sobre las galerías, se cortarán dos medias circunferencias de madera del grosor adecuado y se tallarán para que se adapten a las amuras.
Se tallarán dándoles la forma buscada y, sobre todo el conjunto. pegaremos otra plancha de madera cuyo borde se tallará en forma de moldura.
Los adornos se calcarán sobre la madera elegida y se seguetearán sus formas. Si se elige una madera fina de 1 ó 2 mm bastará con recortar y redondear algo las formas. Si es madera más gruesa se podrá tallar para dar las formas de los rosetones, hojas, etc. Dedicaremos más adelante un capítulo entero para dar unas nociones de talla.
Del mismo modo se realizarán los adornos de las galerías
Cañón de marina
En esencia, la artillería naval del s. XVIII, no había experimentado cambios apreciables respecto del siglo anterior. Los cañones continuaban siendo cargados por la boca y afianzados a las amuras de los barcos mediante juegos de poleas y “bragas” que amortiguaban el retroceso de toda la pieza al disparar. Se componía del tubo fundido en hierro o bronce y la cureña, formada por varias piezas de madera unidas por pernos de hierro. Dichas piezas eran: (1) la gualdera, (2) la banqueta, (3) la almohada y (4) la cuña de puntería. Estos elementos se montaban sobre dos ejes con ruedas de madera y el telerón que soportaba el peso del cañón por el eje de los muñones.
Había varias maneras de “trincar” los cañones en las travesías, como eran el abatiportado y el abretonado. Del primer modo, el cañón completamente dentro del barco, se ataba por medio de fuertes maromas apoyando la boca sobre la porta correspondiente. De la segunda manera se ataba de lado a la amura. En cualquier caso se trataba de que las piezas no rodaran con mar fuerte, evitando el peligro de que alguna se soltara y arrastrara a las demás.
En los dibujos ofrecemos un plano de cañón español del siglo XVIII, (DIBUJO1), así como las maneras más corrientes de trincar las piezas (DIBUJO2).
Los navíos se clasificaban según el número y calibre de los cañones. Cada marina tenía su propia clasificación en clases, órdenes o rangos. En España se clasificaban en cuatro clases:
1.ª más de 90 cañones.
2.ª de 70 a 90,
3.ª de 60 a 70,
4.ª de menos de 60.
El tamaño de los cañones no dependía del calibre sino del peso de las balas en libras, y las había de 36, 24, 18 y 12, colocándose los de mayor peso en los puentes inferiores y los de menos en los superiores.
Construiremos un cañón en madera ofreciendo la alternativa de fundirlos todos en plomo, incluida la cureña. El mismo molde puede ser utilizado para reproducir las piezas en resina. También se incluirán los accesorios más comunes para la limpieza y funcionamiento del cañón, como son cucharas, atacadores, botafuegos…
Partiendo de los planos es fácil la construcción de las cureñas de madera, basta copiar sobre papel vegetal o hacer una plantilIa de cartulina de las distintas piezas y calcar sobre la madera. Si la cureña va a ser pintada de rojo, se puede utilizar contrachapado. De lo contrario es mejor utilizar maderas rojizas de calidad.
El corte de las piezas no debe ser absolutamente limpio, aunque respetando las formas esenciales para simular el desgaste de la madera, e incluso se puede hacer alguna grieta con la cuchilla.
Por separado se colocarán los elementos metálicos en cada una de las piezas, como son los clavos, pernos, argollas, cadenas, sotrozos, etc.
Los aros de hierro de las ruedas pueden hacerse con estaño o cartulina pintada en negro. El mango de la cuña de apuntar es una cabilla de latón o de madera. Las ruedas son rodajas de un listón redondo.
El tubo del cañón puede encontrarse en el mercado a escala aproximada a 1/48 ó 1/50. En este caso se ha torneado una madera y se ha utilizado para hacer un molde y fundido en plomo.
Para realizar los moldes, hemos utilizado el procedimiento del caucho de silicona roja.
Se han realizado dos moldes, uno para el cañón a escala 1/35 y otro para la escala 1/50. En este último hemos aprovechado para incluir atacadores, cubos y balas.
Como ya sabemos, hay que tener gran precaución para que el molde salga correctamente, evitando piezas demasiado complicadas que podrían romperlo al extraerlas.
Estas son las distintas piezas del cañón en madera y metal. Se repetirán tantas veces cuantos cañones sean precisos, En este caso se han utilizado como originales para la confección de moldes y así obtener las piezas en plomo.
La cureña montada. Observar cómo los accesorios metálicos han sido adaptados para el molde. Las cadenas y argollas son difíciles de obtener en plomo, por lo que el modelista deberá optar por dejarlas puestas o pegar las directamente al metal.
El cañón torneado en madera. Tanto el tubo como la cureña que aparecen en las fotos están a escala 1/35.
La cuña de apuntar cuyo mango es una cabilla y las sobremuñoneras de metal.
El cañón montado a escala 1/35. Observar cómo se ha procurado desgastar algunas partes de la cureña, simulando, además, algunas grietas en la madera. El cañón una vez torneado se ha golpeado ligeramente con un pequeño martillo para darle un aspecto, una vez fundido, de bronce batido.
El molde del cañón a 1/35 en dos partes. En la boca se ha colocado una pieza metálica en forma de cono para que en la pieza fundida aparezca delimitada.
El cañón a escala 1/50 con todos sus accesorios.
El molde de este mismo cañón con y sin sus piezas originales.
La primera pieza en plomo. Es el momento de rectificar aquellas partes del molde que peor reproduzcan el original. El cañón a 1/35 con las piezas originales en el molde.
Las piezas listas para su preparación.
El primer cañón montado para ver su efecto.
Lo mismo en el cañón a escala 1/50.
Según el tamaño de la pieza que queramos reproducir, podremos hacer el molde con más o menos elementos. En este caso el molde para 1/50 da cabida a gran cantidad de accesorios. De todos modos cuantas menos piezas tenga más fácil será la reproducción.
Preparación de las piezas para la pintura.
Primero se eliminarán todas las rebabas de las piezas con la cuchilla y la lima, se lijarán con lija fina y los tubos con lija de agua, frotándolos con una guata para terminar de pulirlos. También, en esta fase, se pueden introducir mejoras en los cañones como añadir alguna grieta o eliminar algún elemento. Es fácil que cáncamos y argollas no salgan enteros del molde, por lo que en estos casos se cortarán los sobrantes y se realizarán taladros para meter otro nuevos. Después se pegarán las piezas con Loctite.
Por último puede darse una imprimación de pintura blanca o gris antes de pintar definitivamente.
Pieza a escala 1/48 completamente acabada y montada. Puede lavarse con jabón antes de proceder a su pintura.
Parte de los cañones a 1/35. En conjunto el peso de toda la artillería en plomo a esta escala pesa más de 3 kg.
No se debe pasar por alto el lijado y preparación de las piezas para su pintura. Recomendamos que cuando se deje de trabajar el plomo, se efectúe un lavado de las manos con agua y jabón abundante, y mientras se manipula no tocar alimentos ni llevarse los dedos a los ojos y la boca.
Pintura de cañones y cureñas.
Los cañones y sus cureñas son de las pocas piezas que vamos a decorar
utilizando pintura, puesto que el plomo en que están realizadas obviamente no resulta decorativo, solamente si la cureña fuera de madera y el cañón de auténtico bronce nos servirían sin pintar, aunque siempre seria necesario aplicar una patina que envejeciera a ambos.
Preparar la mezcla de bronce viejo y verde.
Aplicar la mezcla sobre el cañón.
A pincel seco barrer con oro las aristas y la parte central entre aros.
La cureña se pintará con marrones y ocres, rojo y verde, buscando tonalidades a la madera. Primero se ha aplicado una base marrón oscuro y sobre ésta se ha jugado con verde, rojo y ocres claros.
En primer lugar hay que decidir si queremos cañones de bronce o de hierro. En el último caso se pintará primero de negro y después se frotará con grafito. Si se decide imitar bronce podemos utilizar este procedimiento: mezclaremos negro y oro a partes iguales. Puede utilizarse más negro que oro pero no al revés. Después el color obtenido será mezclado con una tercera parte de verde, aumentando o disminuyendo la proporción de este color según la intensidad de oxidación que se quiera simular. Por último con oro y a pincel muy seco resaltaremos los aros del cañón y las partes que más desgaste debían sufrir. Una vez seca totalmente la pintura, se puede frotar suavemente con una guata para pulir la superficie.
Pintura de cureñas. Todas las piezas de madera se pintarán con ocres de distintos tonos y mezclas de rojo y verde. Los ocres más claros y brillantes se aplicarán en los bordes y zonas de mayor uso, y los más oscuros dentro de las grietas y rincones. Todas las piezas metálicas se pintarán de negro. Si las cureñas se pintan de rojo pueden matizarse con negro betún judaico algo diluido en aguarrás.El cañón ha sido pegado sobre su cureña. Cadenas y demás elementos metálicos se pintarán de negro.
Colocadas y pegadas las sobremuñoneras se repasará toda la pieza para dar luces en ciertos lugares o crear sombras buscando efectos para hacer el cañón lo más atractivo posible.
Cubiertas
Con plantillas de cartulina sacadas del plano, hemos construido las dos mitades de la cubierta, adaptándolas al lugar donde se alojarán y señalando las fogonaduras de los mástiles y las escotillas. Luego las hemos calcado sobre dos mitades de contrachapado fino, comprobando su perfecto acoplamiento.
Dos tiras de madera para la tablazón, pegadas en los bordes de unión de ambos lados de la falsa cubierta, servirán como guías para el forro.
Se cortarán listones para el forro, de longitud aproximada a la comprendida entre tres cuadernas.Sacando cada lado de la falsa cubierta, se cubrirán con el forro por separado de modo que los extremos de cada listón coincidan con la mitad del que tenga a su lado.
Pegar sobre la estructura los dos lados de la cubierta, ya forrada, y recortar los sobrantes de los listones.
Todos los bordes de unión de la cubierta con las amuras se cubrirán con un listón más grueso cuyo borde exterior se rebajará.
Se calafateará según el procedimiento ya conocido de la cola blanca y la ceniza. Las clavillas que unen la tablazón a los baos han sido imitados con un punzón marcando los agujeros.
La construcción de las escotillas del pozo de combés no ofrece mayores dificultades, salvo los enjaretados que pueden encontrarse en el mercado o construirse. La pieza central es maciza y en ella se colocará el cabestrante.
En el interior del castillo y del alcázar se ha pegado un listón a lo largo de la línea de las toldillas, donde se apoyarán los bordes de éstas.
Se cortarán taquitos de madera que formarán los balaustres del pasamanos. Bajo las puertas del castillo se han colocado sendos escalones.
Cubrir el frente del escalón bajo los ventanales y enmarcarlos con listoncillos.
Colocar la balaustrada del alcázar, haciendo previamente un taladro cada dos balaustres e introduciendo en ellos alfileres de latón.
Para hacer balaustres en los que se encastre después una barandilla o tablón, se pegarán los trocitos de madera sobre un pedazo de contrachapado. Con la sierra se cortará el encastre y se igualará con lima. Para despegar las piezas de la tabla, bastará con un poco de acetona.
Se pegarán sobre la tapa de regala y se colocará la barandilla que al mismo tiempo servirá de cabillero. Colocar la balaustrada del castillo.
Para colocar esta balaustrada no es necesario curvar la madera con calor, aunque se produzca cierta tensión por la forma que adquiere. Se comenzará a clavar desde el extremo de proa hacia popa, para lo que los balaustres deberán estar muy bien pegados a la tapa de regala.
Colocar las gambotas que serán construidas según el plano, previa confección de las plantillas de cartulina.
Enjaretar la proa como se indica en la foto.
Terminación de las bordas
La terminación del pasamanos se ha realizado recortando con la segueta un trozo de madera y adaptándolo con la lima.
La función de estos listoncillos colocados a lo largo de las amuras es la de sujetar unos pequeños cañones móviles o falconetes.
Colocar los capiteles de los pilares que dividen los ventanales del espejo y galerías. Se han construido tallando una moldura en el borde de un listón y después cortando los trozos a medida.
En contrachapado fino se cortarán a medida las mesas de los tres mástiles.
Forrar por ambos lados con listones
iguales a los del forro de las cubiertas.
Cantear los bordes después de realizar las muescas de los cadenotes,
Pegarlos en las amuras teniendo en cuenta que el borde más a proa debe quedar en la misma línea que los mástiles.
De una moldura de las utilizadas en carpintería cortar lonchas iguales para hacer los ángulos que refuerzan la unión de las mesas de guarnición al casco.
Redondeadas las formas de estos ángulos se procederá a pegarlos. Al colocarlos se ha de tener la previsión de situarlos en lugares que no obstaculicen la maniobra futura de vigotas y collarines.
Pintar los diez cañones que se colocarán bajo la toldilla del alcázar y fijarlos al puente con sus “abragas” correspondientes.
Construir, si se quiere, la estructura que sujetará la toldilla, cortando listones de aproximadamente 4 x 4 mm, que serán los baos.
Tornear las columnas o cortar listones para formarlas, Agrandar los orificios de las fogonaduras de los mástiles. Pegar listones para conformar las escotillas y la fogonadura de las toldillas. Todos los puntos de unión se podrán reforzar con ángulos recortados, como en las mesas de maniobra, de una moldura.
Recordar que es fundamental la previa colocación de los cañones.
Sujetando los baos también se colocarán ángulos de refuerzo.
Al igual que hicimos con la primera cubierta, recortaremos una plantilla de cartón para ajustarla perfectamente. Después se pasará a contrachapado fino (1 ó 2 mm), recortando las escotillas y fogonaduras.
Se pegará y clavará procediendo a su forrado,
Los bordes se cantearán con listones finos.
Se construirán los enjaretados a medida con su marco y se colocarán en las escotillas, igualándolas con lija para que queden a ras de la cubierta.
Una de ellas sólo se enmarcará para colocar las escaleras de comunicación con la primera cubierta.Colocar el remate de los brazales superiores, que se tallarán según el plano general. En la foto 323 podemos apreciar la colocación de las letrinas de la gente de proa. En otros buques podían llegar al número de seis. Tratándose de cajones con un orificio. Estos cajones se colocaban en los bordes del enjaretado.
Tallar y colocar los escobenes. Se puede apreciar el corte diagonal en el pasamanos para facilitar el paso de las maromas.
Construir la cocina de proa, basándose en los planos.
La chimenea atraviesa el enjaretado de la toldilla del castillo. La boca se colocará mirando a proa.
Los refuerzos que unen la peineta a la toldilla del alcázar se cortarán mediante plantillas de cartulina calcadas del plano.
En esta fase de trabajo se concluye el casco y su cubierta, quedando dispuesto el barco para la botadura, tal como se hace en los astilleros. No obstante, aún quedan pendientes diversos accesorios y detalles, que se irán incorporando en nuevas etapas.
Accesorios de cubierta
Colocar las fogonaduras de los mástiles. Las fogonaduras por las que pasan las bitas deberán realizarse de modo que ajusten perfectamente. Sería, incluso conveniente que estas piezas ejercieran una ligera presión; así una vez
encoladas es casi imposible que se remuevan en su sitio con sola la tensión de los cabos.Preparar los listones que con formarán las bitas de los cabilleros de los mástiles.
Estos cabilleros habrán de soportar grandes tensiones, ya que buena parte de la maniobra terminará en ellos.
Por tanto deben quedar muy bien fijados. Un accidente que despegara uno de ellos supondría tener que repetir gran parte de las operaciones en una situación de difícil acceso.
Situarla en el borde más a popa de la toldilla del castillo, justo en el medio.
Estos pequeños pilares con sus refuerzos son la base de la balaustrada.
Su terminación se realizará mediante candeleros y balaustres sobre los que se encajará un pasamanos.
La misma operación se realizará en el alcázar. A ambos lados de ambas barandillas
Estas tres piezas formarán la estructura que soportará la campana. se dejarán sendos espacios para colocar las escaleras de acceso al pozo del combés.
Colocar los cabilleros laterales pegándolos directamente a los pasamanos.
En el castillo se colocarán previamente las bitas y en los cabilleros se practicarán muescas para que encastren con aquéllas y con el pasamanos.
Colocar la rueda del timón. Ésta mirará por la popa. A ambos lados del rodillo o molinete y sobre la cubierta se practicarán dos orificios para dejar paso a los dos brazos del cable del timón.
Construir y colocar los abitones según el plano de interior.
Los brazales de proa que sostienen a los pescantes de gata o de las anclas forman una curva hacia afuera que puede ser construida a parte o sobre el mismo brazal.
Los pescantes llevan en su extremo exterior dos aberturas con sendas ruedecillas acanaladas, atravesadas por un eje para la maniobra, así como dos cornamusas para aferrar los cables.
En la base de las galerías se han practicado sendos orificios para reproducir los desagües de las letrinas de popa. Esta zona solía adornarse profusamente. En este caso puede optarse por tallar los adornos o buscarlos entre objetos de bisutería.
Todos los buques llevaban a popa sobresaliendo de la peineta unos fanales decorados para dar luz a los ventanales e indicar la posición del barco. En el mercado existe una cierta variedad de ellos.
Practicar los orificios de las cabillas y colocarlas. Aunque éstas se fabricaban en madera. Hemos decidido ponerlas de latón simplemente por su aspecto decorativo.
Terminar la forma de la campana con su balaustrada.
Este cavillero recogerá parte de la maniobra del bauprés.
Éste es el castillo, prácticamente terminado.
Según el plano construir el descansillo de las escaleras del alcázar.
Colocarlos en su lugar como indican las fotos. Es conveniente que estas piezas se preparen de antemano y estén listas para ser colocadas, puesto que primero habrá que clavar cárcamos y cornamusas, y conviene que al realizar esta operación tengamos un fácil acceso y no nos entorpezca el trabajo una excesiva cantidad de objetos. Lo mismo ocurre con los aparejos de la artillería que se colocará inmediatamente después de aquellas operaciones y antes de fijar los mástiles. Es también el momento de ir pensando en una peana adecuada al modelo, así como en la urna que lo resguardará una vez concluido.
Accesorios
Las puertas se han construido forrando un trozo de contrachapado con listones en sentido vertical, menos gruesos que los del forro, bordeando tres de sus cantos con un listón fino. En el interior del marco de la puerta se han colocado también unos listones para que hagan tope a la puerta y ésta pueda encajar.
Las bisagras son trocitos de latón que pueden encontrarse en el mercado. Para poner los clavos se ha taladrado la madera antes de clavarlos. Por último hemos colocado los tiradores de las puertas tallando sendos trocitos de madera.
Colocar la tapa de regala del mamparo. Se pueden colocar algunas argollas. La parte superior del mamparo lleva un cintón como a los costados del castillo.
Una vez situados los rollos’ que hacen de moldura en los extremos de las regalas, hemos colocado tiras de madera, tanto en el alcázar como en el castillo, para continuar la tapa de regala.
Con la plantilla del dibujo se construirán cuatro piezas iguales que se colocarán a popa y servirán para sujetar el espejo y delimitar los ventanales. El borde superior llevará una muesca, donde se colocará un listón o bao horizontal de costado a costado, respetando la misma curvatura que en la parte inferior.
En el caso de que alguna de las piezas no quedara del todo asentada en su base, se calzará ésta con trocitos de madera.
La disposición de estas piezas, colocadas equidistantes entre si y con las amuras por su base, será formando un círculo de arco muy abierto, para que al colocar el espejo en forma de herradura reproduzca la misma forma, como veremos más adelante.
Como se puede observar, estamos retrasando lo más posible la colocación de la primera cubierta, para no entorpecer los trabajos que aún quedan por realizarse en el casco.
Con esto la estructura del casco está prácticamente concluida en su parte exterior. Ahora nos tomaremos un descanso para observar el barco, corregir aquello que no quedó del todo bien y, si fuera necesario, anotar aquellos defectos o posibles mejoras que se puedan realizar de aquí en adelante. Es el momento, para aquéllos que lo deseen, de empezar a pintar el casco, para lo que puede servir de modelo la fragata que aparece al principio de este capítulo. En nuestro caso sólo hemos oscurecido algunas partes, como el casco, a partir del cintón inferior y hacia las bandas superiores del castillo y del alcázar.
Rueda del timón
En el mercado pueden encontrarse ruedas de timón a la escala que se desee. Pero si dispone de un pequeño torno o un taladro de mediana potencia, podrá hacerse su propia rueda con todos los accesorios necesarios. Para este caso hemos utilizado un torno que, por su versatilidad, puede utilizarse para trabajar piezas de muchos tipos, tanto de madera, metal o plástico. Los cañones se han torneado también con este torno.
Recortar sobre una plancha de madera de nogal o boj un círculo cuyo diámetro sobrepase dos o tres mm al de la rueda.
Sujetarlo al torno en el plato. Si se trata de un taladro, bastará con atravesar el centro de la pieza con una espiga para que pueda ser aprisionada por el cabezal.
Trazar a lápiz las líneas de la rueda por donde habrá que meter la cuchilla.
Comenzar con una cuchilla en bisel marcando las líneas trazadas anteriormente a lápiz.
Con una cuchilla de sección cuadrada comenzar a profundizar las secciones de la rueda.
Cada vez que concluyamos una sección es conveniente parar el torno para observar la parte realizada.
Cuando la mitad de la rueda esté terminada, comenzaremos a profundizar en el centro para cortar el sobrante central de madera.
Éste saldrá limpiamente, con lo que la mitad de la rueda estará hecha.
Dar la vuelta a la pieza sujetándola por la parte interna, pues de lo contrario se descompensaría completamente.
Del mismo modo que hicimos anteriormente, trabajar este lado de la pieza. Como ésta es estrecha no existe ninguna dificultad para dar la misma forma por uno y otro lado, puesto que de un solo vistazo se aprecian las dos partes.
Por último, lijar primero con lija media y después con lija fina las dos partes de la rueda.
Para tornear el núcleo interior del timón se fijará al torno un cilindro de madera en los dos puntos de sujeción. Con una cuchilla cilindraremos la pieza para igualarla antes de tornear. Para ello, el junquillo de madera será más ancho que la misma pieza.
Comenzar a tornear por el exterior para dar la forma definitiva al borde exterior.
Con lápiz trazaremos las líneas de la pieza. Con la cuchilla plana comenzaremos a profundizar el movimiento del torno, que deberá ser contrario a la dirección de la cuchilla, es decir, de arriba a abajo.
Terminar de tornear, y antes de cortar la pieza lijarla, envolviendo la pieza con un trozo de lija fina.
Cortarla profundizando con la cuchilla.
Pulir las piezas con una guata y dejarlas preparadas para su posterior montaje.
Mediante plantillas pasar el dibujo de los pies de la rueda del timón sobre la madera y seguetearla.
La pieza central que sujetará el aparejo del timón ha sido torneada como hemos explicado anteriormente.
Del mismo modo tornearemos los brazos del timón.
Estas piezas también pueden ser torneadas en latón.
Montar todo el conjunto de la rueda. A lo largo de todo el eje se ha realizado un taladro metiendo un junquillo de madera para que la rueda pueda tener un movimiento natural.
Otros accesorios
Los refuerzos que unen la proa a tajamar se cortarán a partir de plantillas de cartulina (dibujo), que se adaptarán al contorno de la superficie, a la que se unirán. Las planchas superiores e inferiores se tallarán como molduras y a las del centro se las redondeará.
Cortar el brazal y pegarlo.
La parte del brazal, que va adosado a los costados, se ha realizado en tres trozos, cortando la madera según el plano y adaptándola después mediante lima.
Cortaremos unos listoncitos de la altura de las piezas y se pegarán equidistantes.
Se procederá de igual forma con el resto de los brazales. En este caso no se han curvado maderas, sino que se han tallado directamente.
Comprobar que estas piezas se adaptan perfectamente antes de pegarlas. También se tallarán o adaptarán los adornos necesarios. Observar cómo a ambos lados de la proa se han adaptado los refuerzos de los escobenes de las anclas que más tarde se taladrarán.
Una vez talladas y adaptadas todas las piezas, pegar el conjunto procurando guardar la mayor simetría posible.
Cabestrante torneado. Se le ha dejado un pivote en la parte inferior para que pueda girar en el orificio practicado en el centro del combés.
Se realizarán ocho orificios equidistantes para colocar las varas del cabestrante.
Colocar y clavar las cornamusas en los lugares indicados por el plano. Se puede apreciar la fogonadura del mástil del mayor.
Enrollar al eje del timón un cabo cuyos extremos se introducirán por sendas fogonaduras en la cubierta.
Aparejo de las piezas de artillería. Se compone cada una de cuatro motones, cuatro ganchos en forma de ocho y de la cuerda correspondiente.
Ésta es una de las maneras de aferrar los cañones. Estos están en posición de revista. Es muy decorativo dejar a ambos lados de cada pieza el sobrante del aparejo enrollado.
El cabestrante se ha atornillado en una sola pieza. Lleva acopladas seis barras de madera para su arrastre.
Mascarón
En este capítulo trataremos de la talla en madera del mascarón y los
adornos. Indicaremos los tipos de maderas más adecuados, junto con las herramientas y su utilización. También daremos algunas nociones para que el modelista se pueda introducir, sin excesivas complicaciones, en el tema.
La talla de la madera es un arte que, como todos, lleva consigo unas técnicas artesanales y unos conocimientos desarrollados a lo largo de los siglos. Su dominio completo exige un largo y laborioso período de aprendizaje. Como es evidente, no es competencia de esta obra realizar un trabajo de la talla, pero si lo es una breve introducción suficiente para que el modelista sienta la inquietud de realizar sus propias obras sin tener que recurrir por sistema a las existentes en el mercado, las cuales, por desgracia, no ofrecen una excesiva calidad. Es mejor, a nuestro parecer, una pieza propia, aunque su realización no sea del todo correcta, que otra ajena y, además, mediocre. Por eso recomendamos paciencia en el trabajo, porque el resultado siempre producirá mayor satisfacción.
Maderas para tallar.
Las hemos dividido en grupos según su dureza. En principio se deben rechazar aquellas maderas resinosas o con gran cantidad de nudos y repliegues, puesto que estropearían las herramientas y nunca proporcionarían una adecuada resolución.
Maderas blandas.
En este grupo entraría la del abeto ordinario, limonero, tilo y chopo. Son adecuadas para el que comienza a tallar, porque no tienen nudos ni fisuras. Se suelen utilizar para policromar, dorar o teñir.
Maderas intermedias
A este tipo pertenecen la del cedro, guindo, haya, sicomoro, etc. Son adecuadas para realizar piezas de poco relieve y anchas.
Maderas duras
Como la del roble, ébano, nogal, caoba,
manzonia, encina, castaño, peral, olivo, cerezo, etc.
Las de boj, peral, olivo y cerezo son muy utilizadas para piezas pequeñas por su gran densidad. Algunas de ellas, como la manzonia, producen un polvo tóxico y desagradable. Otras, como el ébano, tienen astillas venenosas, por lo que conviene tener precauciones para su utilización.
Dos de los tipos más usuales de gubia de sección curva que son especialmente indicados para desbastar. Su pequeño tamaño permite la realización de piezas pequeñas.
Conjunto de las gubias más utilizadas. Hay que procurar manejar las menos posibles. Una profusión de gubias llevaría a una dispersión del trabajo y, sobre todo, en el modelista poco habituado a la talla.
Gubia en “V” sirve para trazar perfiles y enmarcarar piezas.
Herramientas.
Las piezas de pequeño tamaño deberán ser talladas con gubias pequeñas; aunque existe una gran cantidad de tamaños y formas, conviene acostumbrarse a utilizar las menos posibles, pues de lo contrario el trabajo se diversifica inútilmente. En las fotografías podemos ver las corrientes y aconsejables, como las de cañón o de sección curva, que son las más utilizadas para el desbastado. Las que tienen forma de”V” sirven para trazar el relieve inicial. Las de cuchara, para profundizar. Las planas, para las superficies internas o externas. Las de bisel, para las zonas internas, como, por ejemplo, de formas redondeadas o de fácil acceso.
Técnica de talla
Lo primero que haremos será la realización del boceto sobre un papel. Este será lo más nítido y detallado posible por sus caras principales: frente, lados, etc. Es muy interesante modelar en pasta la pieza (arcilla, Das Pronto, etc.) antes de detallarla, pues nos proporciona una completa visión de los volúmenes que deberemos reproducir en la madera.
Sacaremos en un papel de calco la plantilla de los contornos de la figura y los calcaremos sobre la madera que vamos a tallar. Esta puede estar formada de un solo bloque o de varios pegados entre sí.
Se procurará que la fibra de la madera lleve una dirección perpendicular al pie de la pieza.
Después se recortará primero la silueta de los lados de la figura con una sierra mecánica o un arco de segueta si no es muy gruesa. Es muy importante dejar un trozo sin recortar en la zona más resistente de la madera, para poder sujetar a un tornillo de mesa y poder trabajar con las manos libres en cualquier posición.
Bien sujeta la pieza, elegiremos una gubia de sección curva para comenzar a desbastar. Esta operación consiste en eliminar la madera sobrante y tallar la pieza a grandes rasgos, para que nos proporcione el volumen buscado, dejando los detalles para el final.
Se partirá de los puntos o cotas más altas hacia las zonas más profundas. Una vez realizada esta operación, comenzaremos a trabajar los detalles. Es conveniente no perder nunca de vista el modelo.
Gubia plana. Se utiliza para igualar superficies.
Gubia de punta. Sirve para puntear
superficies o zonas que deberán ser eliminadas.
Gubia de bisel. Se usa en zonas internas o que se deban tallar por su cara inferior, como frutos, hojas, etc. Se maneja apoyando el dedo índice en el borde sin filo.
Cortes que proporcionan las gubias de sección curva. Se utilizan para el desbastado.
Una de las formas de utilizar la herramienta tallando a presión con los dedos de la mano derecha extendidos.
Otra forma de tallar a presión sujetando el mango con dos dedos y apoyando el carpo para presionar sobre el extremo de aquél. forma de golpear el mango de la herramienta
Tallado golpeando con la mano
Se sostiene la herramienta por el mango y se golpea con el centro de la palma de la otra. El golpe debe ser limpio y lo más preciso posible para que la viruta salte de una sola vez y no se haga necesaria la rectificación posterior que dejaría huellas.
Tallado de la cabeza o testa
Es la parte superior de la pieza o bloque
de madera cuyo corte es perpendicular a la
fibra.
Las forma más correcta de tallar esta zona es, como se indica en las fotos, del centro hacia afuera, pero sin llegar a los bordes, desde tres lados hacia el otro sin llegar a su borde y desde este borde hacia adentro, y desde los vértices y lados hacia el punto central.
La talla de los detalles se realizará con las gubias más estrechas. En este caso se rodeará con la manos la pieza y se trabajará con la gubia en dirección al propio cuerpo, puesto que no es necesaria una excesiva presión.
Nunca se debe pulir la talla una vez realizada. Lo que da belleza a una obra en madera es poder apreciar la huella de la herramienta, que además dará personalidad a todo el conjunto.
Cuando se trata de tallar los detalles y es una pieza pequeña, se puede sujetar ésta con un tornillo y tallar con la gubia dirigida hacia dentro.
Pasar el contorno del león a la madera mediante papel de calco. Recortarlo con una segueta o una sierra mecánica. Observar el trozo de madera sobrante que servirá para sujetar la pieza al tornillo de una mesa para poder trabajar con las manos libres.
La pieza a tallar se compone de un bloque o de varios, como en este caso, son tres láminas de madera pegadas. Con la gubia de sección curva comenzar el desbastado, partiendo de las zonas más altas hacia las más profundas. Es la talla a grandes masas o formas.
Curva o de cañón. Más estrecha. Ir perfilando las formas con precaución, estudiando bien la dirección de la veta para no astillar la madera.
Tintes en la talla realizada.
Para reproducir madera vieja podemos utilizar las siguientes recetas.
1.º 100 gr de corteza de nuez desecada que se hervirá en medio litro de agua durante dos horas. Se enfría y se cuela. Se aplica con pincel.
2.º 30 gr de tierra Cassel.
3.º 30 gr de potasa roja de América triturada en medio litro de agua. El procedimiento es igual al anterior.
Si deseamos en cualquier caso aclarar el tono de la madera, se usará tierra de Siena.
Para dar brillo.
Se mezclará una parte de cera por diez de esencia de trementina. Se deja reposar durante dos horas y se mueve. Se aplica con pincel. Se frota con un cepillo para eliminar el exceso de cera y luego se da lustre frotando con un paño.
En el mercado se pueden encontrar gran cantidad de tintes y anilinas para teñir la madera, según el color que deseemos obtener. Casi todos son solubles en agua y se aplican con pincel o muñequilla.
A partir de aquí y por zonas, hay que ir dando a éstas su aspecto definitivo. Se puede comenzar por la parte más alta e ir bajando.
foto 382. Observar que hemos eliminado el sobrante de madera para sujetar la pieza cortando la parte que encajará en la proa.
Tallar la forma trasera de la figura.
En estas dos fotografías se aprecia cómo las formas van adquiriendo mayor nitided a medida que se detalla con la herramienta.
Lo mismo ocurre con los lados del león. En el momento de la terminación de la figura es una decisión del modelista. Sólo aconsejaremos no pulirla y dejar que se noten los golpes de la gubia.
Bibliografía:
Seara Andrés: Técnica de la talla de madera.
Biblioteca de artes y oficios: Editorial Sintes, Barcelona 1981.
Editorial Blume: La madera.
Editorial Blume: Guía completa de escultura, modelado, cerámica y materiales.
El mascarón deberá ser calcado sobre la madera antes de comenzar a tallar. Forma de llevar la herramienta según la dirección de la fibra y veta de la madera.
El principal problema estriba en encajar perfectamente el mascarón en la proa, Para ello habría que afinar ésta hasta que encajara perfectamente. Una vez logrado colocar los adornos propios de estas figuras,
como son los Soportes de las garras, escudo, etc.
En la corona se ha colocado una bola de madera en el centro y en las bandas laterales pequeñas bolitas que pueden ser de metal, cuentas de cristal, etc.
Vista general del casco terminado. Los siguientes capítulos tratarán de la arboladura y aparejo.
forma incorrecta de tallar la cabeza.
formas correctas de dirigir la herramienta para tallar la cabeza.
Arboladura
En un barco de este tamaño la construcción de la arboladura requiere un arduo trabajo, aparte de la ingente cantidad de paciencia unida al necesario conocimiento de la técnica. Todo esto lo tendrá que tener en cuenta aquella persona que se precie de ser modelista naval. Tendrá que saber perfectamente la función de cada cabo no introducir nada superfluo y, por supuesto.
tampoco pasar por alto ningún elemento indispensable, puesto que la escala
de este navío permite toda clase de detallados.
En este capítulo trataremos todos los palos de la fragata y cada uno de ellos en particular. En la realidad, los mástiles se construían uniendo ciertas piezas de madera, aferradas por argollas de hierro y maromas, al ser los mástiles y vergas de considerable longitud e ir escaseando los árboles de las características y medidas necesarias para tallarlos de una sola pieza. En nuestro caso no es necesario evidentemente llegar a este extremo, porque en el mercado encontraremos las maderas suficientes.
Todas han sido torneadas según procedimientos explicados anteriormente, por lo que nos centraremos en los detalles y particularidades de este tipo de arboladura.
Por orden aparecen el bauprés trinquete, mayor y mesana.
bauprés. Lleva un pequeño rebaje en el extremo más a proa, donde encajará el tamborete. El rebaje más largo no es necesario. Se ha realizado para poder introducirlo mejor en su alojamiento.
Mástil del palo trinquete. La parte su perior se ha tallado en forma de paralelepípedo y el resto es un tronco de cono más estrecho en su parte superior. Se han torneado las zonas que ocuparán los aros de hierro de refuerzo.
Mástil del palo de mesana, realizado del mismo modo.
Mástil del palo mayor. Observar los refuerzos laterales, que son dos listones a cada lado.
Detalle de la parte inferior de los refuerzos laterales.
A lo largo del mástil, casi hasta su base, se encuentra otro refuerzo más estrecho. Este se colocará en el lado más a proa del palo.
Los tres mástiles con sus crucetas.
Vista delantera del mástil del trinquete con su cruceta.
Vista trasera del mástil del mayor con su cruceta.
Detalle de la cruceta. Está formada por dos largueros adosados a ambos lados de las bandas y cruzado por otros dos perpendiculares, uno delante y otro detrás. En el espacio entre ellos, en la parte superior, hay sendos listones redondeados por su cara exterior, donde se apoyarán los obenques. En la parte inferior vemos unas ménsulas que refuerzan las crucetas. La parte más larga de la cruceta es la que mira a proa.
Cruceta del palo de mesana.
Masteleros de los tres palos.
La parte superior de los masteleros, que tiene la misma forma de los mástiles, pero que en su parte inferior forma un bulbo hexagonal que soportará las crucetas.
Parte inferior del mastelero, también terminado en hexágono.
Mastelerillos.
Parte superior de los mastelerillos terminados en la galleta.
Los mastereros del trinquete mayor y los tres mastelerillos del trinquete mayor y mesana.
Los tres mastelerillos llevan roldanas en su centro por donde pasarán los cabos de las vergas.
Igualmente en las bases de los masteleros.
Coloçar cornamusas a unos tres centímetros de la fogonadura de los mástiles y a ambos lados.Tamborete del mástil del mayor. Todos los demás son semejantes
Un mástil con su cruceta, mastelero, tamborete y cuña de sujeción del mastelero al mástil.
Detalle de la unión del mástil al mastelero.
Se taladrará la base de éste y por el orificio se hará pasar la cuña que lo atraviese y se encastre en el mástil mediante un orificio.
Cruceta de mastelero del palo mayor. Observar en su parte baja, entre los dos palos, un pequeño listón de separación y tope. Hay que tener en cuenta que aún no fijaremos los mástiles y masteleros definitivamente, sino a medida que se complete la jarcia fija.
Bauprés con su botalón.
El bauprés con sus orejas y con los topes de las maromas que lo fijarán a la roda.
Detalle de los topes que forman un semicírculo alrededor de la parte superior.
Detalle de las orejas, que deberán colocarse a la altura del tope donde encastrará el tamborete.
El bauprés completo. El extremo más grueso del botalón se asienta sobre una pieza de madera en el bauprés.
Las vergas del palo mayor.
Las vergas del trinquete ya torneadas y talladas.
verga cebadera.
Si tomamos una de las vergas observamos en el centro una zona más gruesa tallada en forma de hexágono, que será la que se apoye en el mástil; en sus dos extremos, una pieza sobresaliente tallada como un cubo, y el tope en hexágono. Estas formas se dejarán sin tornear o se rebajarán menos al hacerlo para poder tallarlas con la lima.
El pico de la cangreja y la botavara. Sus extremos más gruesos llevarán una pieza especial para unirse al palo mesana.
La verga seca (la mayor) y la verga de mesana.
Asta del pabellón.
Para construir las cofas sacar plantillas y calcarlas sobre un contrachapado fino (1 mm) y forrarlas con listones como se indica en la foto.
Cofa del mayor del trinquete y de mesana. Sobre el borde curvo colocar una pieza como la que se aprecia en las fotografías en tono más oscuro. Continuar bordeando toda la cofa. Estos refuerzos se limarán o tallarán hacia dentro, de modo que el borde exterior quede más alto. Colocar listones como los que se ven en tono más claro y que refuerzan la cofa. También se tallarán hacia dentro.
El mástil del mayor con sus cabos y argollas de refuerzo. Todos los mástiles han sido ligeramente envejecidos pintándolos primero con tapaporos y posteriormente con negro betún judaico muy diluido.
Mástil del trinquete.
Mástil de mesana.
Jarcia firme
Los estais
Son, estos cabos, los que sujetan y fijan los mástiles, masteleros y mastelerillos en sentido longitudinal, para que no caigan hacia popa. Siempre son los más gruesos de su palo y se sitúan desde la parte más alta del mástil hacia proa, diagonalmente. Cada estay toma el nombre de] palo al que sirve.
La zona de su encapilladura (la más alta del estay) se guarnece con un cabo más fino que la rodea apretadamente, para proteger el estay de los roces, al igual que los obenques.
Normalmente esta protección se realiza después de igualar el cable forrándole con una especie de venda alquitranada.
En el dibujo
vemos el estay del mayor en su posición correcta (el que está por encima es el «falso estay»). El bucle que forma al rodear el palo, se apoya en los obenques por su parte exterior. Como se aprecia fácilmente, la cruceta se ha dejado sin cofa, para poder observar mejor la posición de dichos cabos. En la parte superior e inferior derecha pueden verse dos montones gruesos, por los que pasan sendos estais, que corresponden a los del mastelero de mesana.
Para que el estay quede bien asegurado, tras rodear la encapilladura del mástil, lleva en su extremo un bucle u ojal, que se asegura contra un abultamiento del mismo estay. Este abultamiento se conoce como “barrilete” y hace de tope. Se confecciona me diante un trenzado especial, guarnido por un cabo más fino o un pedazo de cuero.
Los estais del mayor, a su paso por la base del trinquete, producen un fuerte roce, por lo que el palo es protegido mediante una pieza de madera con muescas en el sentido de los estais. Las vigotas son ciegas, como vimos anteriormente. En este caso los estais se abren en dos desde las vigotas inferiores, abrazando el palo, para ir a rodear al bauprés que hace de tope. Aquí los cabos o estais o le rodean directamente o pasan por un tope o muesca practicado en la proa. Los extremos sobrantes se atan al brazo contrario del mismo estay.
Los estais de los masteleros suelen pasar por montones en vez de atarse directamente al palo contrario. Eso es así porque en determinados casos, es necesario inclinar los palos hacia proa y de este modo se facilita la maniobra de tensado. Es decir, los únicos estais que se atan a la base de otro palo, son los correspondientes a los mástiles, como es el caso de figura 6 que corresponde al estay del mástil de mesana.
El bauprés
se fija a la proa del buque mediante unas ligaduras alquitranadas que van del palo a unas canaladuras practicadas en el tajamar.
Se sujetarán al bauprés mediante unos topes de madera. La ligadura se realiza en forma de ocho, tensando el cabo fuertemente y anudando el extremo sobrante en su parte central.
Para terminar y como curiosidad indicaremos una costumbre de otros tiempos; un castigo que cosistía en montar a un hombre sobre el estay mayor y tenerlo allí un tiempo determinado. Este castigo se conocía entre los marineros como «poner en el estay».
Obencatura
Corno sabemos, la jarcia fija es aquella parte del aparejo cuya finalidad es mantener bien aferrada la arboladura. Se trata de una serie de fuertes cabos, como los vientos una tienda de campaña, que unen los mástiles, masteleros y mastelerillos_al casco del buque fijándolos mediante unos tensores, en este caso vigotas, cuadernales y motones.
Esta vez trataremos de los obenques; aquellos cabos que fijan los palos desde crucetas y cofas a las mesas de maniobra, acopladas en los costados de la nave. Al igual que los estais, de los que trataremos más adelante, solían embrearse para una mejor conservación, lo que diferencia perfectamente esta jarcia del resto del aparejo, por su color negro. A los obenques se ataban horizontalmente unos cabos más finos, llamados flechastes, que formaban una malla y permitían el acceso a las cofas, mástiles y vergas.
Los obenques se utilizaron desde muy antiguo, cuando la magnitud de los mástiles hizo necesaria una forma de sujeción resistente a la fuerza de los vientos. Ya los “pueblos del mar” y los egipcios utilizaron este sistema, así como griegos y romanos, unas veces completándolos con vigotas y otras directamente amarrados a los costados del barco.
En la primera ilustración representamos dos de los sistemas más usuales en los siglos XII al XV.
En el primer caso las vigotas son en realidad motones de un solo agujero en cuyo interior se acoplaba una roldana de madera o bronce para facilitar el paso del cabo o collarín. El motón superior se une al obenque mediante una pieza de madera llamada cazonete. La vigota inferior se une directamente a la borda sin mesa de guarnición.
El segundo modelo utilizado comúnmente en carracas, naos, cocas, galeras, y en los primero galeones, no lleva roldanas en sus vigotas, sino que éstas están abiertas con tantas muescas como vueltas da el cabo. Esta pieza se llama vigota, motón o cuadernal ciego y en este caso es de tres muescas. También recibe el nombre de telera o «liebre de araña» cuando tiene forma muy alargada y se usa en los estais.
Estas vigotas ciegas llevan una canaladura que las rodea para alojar el cabo que las sujeta. Como puede apreciarse el collarín parte del obenque y termina atándose en el centro. La vigota inferior lleva cadenote pase o no por la mesa de maniobra. Cuando se difundió el uso de las vigotas de tres ojos las «vigotas ciegas» se relegaron sólo para tensar algunos estais.
El segundo dibujo representa dos pares de vigotas de tres ojos. Para una correcta realización de este sistema, hay que tener en cuenta que el ojo central es el más elevado en las vigotas superiores y el más bajo en las inferiores.
La forma de atar las vigotas mediante collarines se realiza haciendo pasar el cabo por detrás de uno de los ojos de los lados hasta que el extremo del cabo, anudado, tropiece en él; seguidamente se baja verticalmente y se pasa por el ojo de la vigota inferior situado en su vertical, y así sucesivamente hasta que la última vuelta lleve al cabo a terminar en el obenque, donde se atará como se aprecia en el dibujo.
En la ilustración n.° 3 puede apreciarse el sistema de perfil y por detrás.
La vigota inferior lleva una abrazadera de hierro que la une al cadenote y pasa por la mesa de maniobra.
El cadenote puede estar formado por uno o varios eslabones de hierro, que fijan la vigota al costado de la nave, mediante pernos.
Los flechastes, como ya dijimos, unen los obenques entre sí horizontalmente. El dibujo n.° 4 representa el tipo de nudo utilizado y que está concebido para cerrarse más fuertemente con el peso y la tensión. Este nudo se conoce como de enflechadura o de flechastes y su realización se puede observar en la parte inferior derecha del dibujo.
Los obenques se atan a los mástiles por pares comenzando por los situados más a proa. En realidad cada par es un solo cabo que rodea el mástil (dibujos 5 y 6), atándose de dos en dos.
La parte superior de los obenques va reforzada mediante un cabo más fino fuertemente enrollado. El sistema utilizado era mediante el «vendaje o engazado» del cabo por una cinta de lona embreada sobre la que se
enrollaba el cabo más fino. De este modo el obenque podría resistir durante más tiempo las fuertes tensiones y continuos roces producidos por el mástil. Sobre los obenques y abranzándolos se colocaban los estais.
Los cadenotes de las vigotas se han realizado partiendo de accesorios de bisutería, como son cadenas de eslabones largos, pendientes, etc.
Cadenotes de la mesa de maniobras
del palo mayor.
Cadenotes del palo de mesana.
Las vigotas deben quedar perfectamente alineadas. Los collarines deben atarse, de modo que el orificio central quede en las vigotas superiores, en el centro y arriba, y al contrario en las inferiores.
Los obenques que rodean a las vigotas se sujetarán por medio de tres ataduras.
foto 466. Los obenques se atarán al mástil dos a dos alternados, uno a babor y otro a estribor.
Éste es el mástil del trinquete con su obencatura, preparado para la colocación de los estays y los flechastes.
Vista general de los tres mástiles, cada uno con su inclinación según el lugar que ocupe. El mástil del palo mayor se colocará perpendicular a la quilla. El mástil del trinquete, con una ligera inclinación a proa, y el mástil de mesana, hacia popa.
Colocado el bauprés, éste debe ser afianzado mediante las ataduras que lo fijarán a la roda. Estos cabos se apoyarán en los tojinos, que son esos pequeños taquitos de madera que aparecen en la foto.
Dos formas de atar los estays del trinquete al bauprés. Los barbiquejos fijan el baupres a la roda.
El trinquete con su obencatura atada dos a dos, alternando una y otra banda.
Las vigotas. Observar cómo se han atado los obenques de las vigotas superiores.
Estais del trinquete. El superior es el falso (estay del trinquete, claro).
Los grandes cuadernales del estay del palo mayor. Mástil del trinquete con sus obenques, flechastes y estais. Unión de los obenques del mástil a las vigotas del mastelero, a través de la cofa por medio de la arraigadas. Los tensores del falso estay. Obenques y estais del mástil del mayor.
El mástil del mayor antes de colocar la cofa.
El mástil completo.
Cofa del mástil del mayor. Observar los orificios que se encuentran sobre ella, donde se colocarán posteriormente los motones y los cuadernales. En el borde curvo se puede apreciar la forma en que han sido atados los tensores del falso estay. Son doce orificios y un solo cabo. En su extremo se realizará un nudo que hará la función de tope. Se introducirá el otro extremo del cabo por uno de los dos orificios más alejados del centro. A continuación se pasará por el orificio más inferior de los seis que tiene la polea, y así sucesivamente hasta completar el aparejo.
Unión de las vigotas desde la cofa a los obenques.
Detalle de los obenques. La unión se realiza a través de un cabo horizontal más grueso.
Esta unión se reforzará mediante un cabo que atará los obenques de ambas bandas. Esto evitará que la tensión de aquéllos deformen la obencatura.
Jarcia fija del bauprés y mástil del trinquete.
Cruceta de mesana con su estay y obencatura.
Cofa del mástil de mesana. El sistema de tensores es igual en todos los mástiles, variando únicamente el número de vueltas del cabo.
Terminada la obencatura, estais y flechastes de los mástiles, pasaremos a indicar algunos pequeños detalles que mejorarán la terminación de la jarcia. Hay que recordar que toda la jarcia fija era embreada en la realidad para su mejor conservación, por lo que debería aparecer de color negro. En esta ocasión la hemos dejado sin teñir para su mejor apreciación visual.
En la base del mástil del trinquete por donde pasa el estay hemos colocado dos piezas de madera que servían para proteger el mástil del roce.
Del mismo modo se han colocado sendas piezas de refuerzo en la balaustrada de proa.
A ambos lados del bauprés se colocarán dos piezas unidas por cabos, que formarán una especie de pasador, formado por seis motones en columna que recogerán parte de la maniobra que viene de este palo.
Estos dos palos a ambos lados del bauprés, sujetos con barbiquejos, sirven para, más adelante, recoger la amura de trinquete.
Todas las cofas llevan una balaustrada en su borde más hacia popa.
Cruceta del mastelero del trinquete. Pueden apreciarse los estais correspon dientes y el motón que recoge el estay de gavia.
El mastelerillo del trinquete del que parte el estay de juanete.
El palo trinquete completo.
Los estais que parten de él hacia el bauprés son
de abajo hacia arriba:
— estay de trinquete
— falso estay
— estay de velacho
— falso estay
— estay de juanete.
Cruceta del mastelero del mayor.
Mastelerillo del mayor.
El palo mayor del que parten, de abajo a arriba, los siguientes estais:
— estay del mayor
— falso estay
— estay de gavia
— falso estay
— estay de sobrejuanete.
Mastelero de mesana.
El mástil de mesana completo con sus
estais por el mismo orden que los anteriores:
— estay de mesana
— estay de sobremesana
— estay de perico.
Foto general de la jarcia fija. Los palos trinquete y mayor llevan otros obenques más finos, en su parte más a proa, que se llaman burdas. Vemos una parte de la cruceta del mastelero y apenas otra de la galleta del mastelerillo.
Jarcia de labor
Plano general de las velas de un galeón del S. XVI
Maniobra de la vela y gabia del mástil
1 —Mastelero. 2.—Tamborete. 3.—Cofa. 4.—Motón. 5.—Bolinas. 6.—Motones de las bolinas. /.—Motón de apagapenol. 8.—Apagapenol. 9.—Amantillo. 10.—Palanquín de rizos. 11.—Marchapiés de la verga. 12.—Estribo. 13.—Brazalote. 14.—Maniobra del brazalote. 15.—Cargaderas. 16.—Motón de la cargadera. 17.— Motón para la escota del mástil. 18.—Motón para la escota del mástil. 19.—Motón del amantillo. 20.—Verga. 21.—Rizos. 22.—Drizas. 23.—Ostagas de la driza. 24.—Bandas de rizos. 25.—Garruchos. 26.—Puño bajo de las velas. 27.—Motón del puño. 28.—Motón de amura. 29.—Motán de escota. 30.—Escota. 31 .—Amura. 32.—Poas de bolina. 33.—Bolinas. 34.—Batideras de brioles. 35.—Garruchos de brioles. 36.—Batallola del coronamiento y su caizel. 37.—Mástil. 38.—Cabillero de maniobra.
Vela y maniobra de foque
1 —Estay de mastelerillo de trinquete. 2.—Estay de foque. 3.—Garruchos. 4.—Cargadera de velas de estay. 5.— Driza. 6.—Raca del estay de foque. 7.—Roldana del estay de foque. 8.—Aparejo del estay de foque. 9.—Viento.
10.—Viento rastrero. 11.—Moco del bauprés. 12.—Tamborete del bauprés. 13.—Escota de barlovento. 14.—Esçota de sotavento. 15.—Estay de trinquete. 6.—Estay del mastelero de trinquete. 17.—Puño bajo del foque.
18 –Amura o puño de amura. 19.—Pena o puño de chiza. 20.—Botalón.
Maniobra de botabara (S. XVII)
1.—Estay del mastelerillo de trinquete. 2.—Amantillo. 3.—Vigotas de los obenques. 4.—Verga de la sobrecebadera. 5.—Brazalote. 6.—Braza. 7.—Amante de escota. 8.—Escota. 9.—Drizas. 10.—Estay del mastelero de trinquete. 11.—Estay de trinquete. 12.—Brandales de estay de la sobrecebadera. 13.—Chafaldetes. 14.—Amantillo de la sobrecebadera. 15.—Verga cebadera. 16.—Bauprés. 17.—Reatas.
Maniobra de vela y gavia de mastelero
1.—Mastelerillo. 2.—Tamborete. 3.—Callos del mastelero. 4.—Cruceta.
Es importante que tanto las vergas como los mástiles sean debidamente provistos de sus motonaduras y cuadernales, así como otros accesorios. Primero se instalarán los cuadernales y amarres que sirven para la sujeción y movilidad de las vergas. En este caso se han realizado mediante un cabo grueso, al que se ha enrollado otro muy fino (gaza), un hilo de coser de color. Después se han colocado todos los motones siguiendo el plano. En el caso que el modelista dispusiera de otra documentación y quisiera reflejarla, deberá dibujar- la sobre el plano lo más precisamente posible para evitar errores, antes de fijarla en la obra. Otros elementos que deberán colocarse previamente son los botalones de ala y los marchapiés.
Para hacer las velas hemos utilizado una tela del tipo viscosa, aunque puede utilizarse otra más gruesa. Una vez confeccionadas, se han teñido con té. Todas llevan un dobladillo en todo su contorno y se han rebordeado con un cabo que en los vértices forma un bucle que son los puños. En estos mismos puños y, a intervalos, en los lados y parte baja de las velas, se han cosido con trozos del mismo cabo otros bucles que servirán para recoger la maniobra, necesaria para tensar las velas.
Algunas de ellas, concretamente la del bauprés, las del mástil y mastelero del trinquete, mástil y mastelero del mayor y cangreja llevan uno o más refuerzos horizontales, que son franjas de tela cosidas a la vela. De ellas parten unos cabos que sirven para aferrar las telas, los rizos. Como se verá más adelante, la vela del bauprés o cebadera lleva tres ojales redondos que servían para desalojar el agua embarcada en los cabeceos. Las velas se coserán a sus respectivas vergas antes de fijarlas en los palos, y en sus puños se pondrán los motones de que estén provistos.
Aquí se aprecian los amantillos que sujetan la yerga al bauprés.
Los brazales que sujetan la yerga al estay.
Toda esta maniobra termina en el cabillero situado en el frente del castillo de proa. Todos los cabos terminarán en un rollo colocado hacia la parte interior.
Verga de trinquete vista por delante y por detrás. Se ha colocado plegada por motivos estéticos.
puede ver el sistema de motones en los puños de las velas.
E1 sistema de aferramiento al palo se compone de la raca o racamento que sirve como guía de la verga en el palo y de la troza que soporta su peso sobre la caja. A ambos lados se puede observar los cuadernales de tres ojos que sirven para su izado.
Sistema de brioles compuesto por varios motones de un ojo. Los cabos que pasan por Los brioles lo hacen también por otros cuadernales de dos ojos, que penden de la parte baja de la cofa y descienden a los cabilleros.
El puño de la vela donde se sitúan la escota del trinquete, que lleva la dirección de popa pasando por los escobenes de ambos costados y termina en las cornamusas interiores y la mura de trinquete que va a proa.
La escota de trinquete.
Botalón de alas de la verga de trinquete y el puño de la vela de velacho, por delante y por detrás.
verga y vela de velacho extendida.
E1 sistema de aferramiento de la verga se compone de un solo motón grueso de un ojo, que se comunica con dos que penden de la cruceta y la raca. Los otros motones y cuadernales corresponden a los brioles.
La vela quedará extendida y casi tensa, cubriendo la cofa y apoyándose en los tensores del estay (Telera de la araña); observar el refuerzo central en la parte inferior de la vela.
El botalón de velacho, la braza y el marchapiés.
Amantillo de la yerga de velacho.
Detalle del tensor de la vela.
Todas las brazas pasan por un sistema de motones y cuadernales situado en el estay del palo mayor.
Verga y vela de juanete. Su aparejo es mucho más sencillo que el resto. Cuando se pliegue una vela, se procurará, si no se ata completamente, que ésta quede formando pliegues grandes y que tengan una caída y peso naturales.
Aquí se aprecia claramente la troza que mediante un gancho se une a un cabo que atraviesa el palo, casi en su tope.
El botalón de las alas de juanete. Cuando las velas están plegadas, no se colocarán las vergas, salvo las del mayor y trinquete en la parte alta del mástil o mastelero; si no se dejarán casi apoyadas sobre los tamboretes de las crucetas o cofas.
Se procurará que toda la maniobra exclusiva de las vergas termine en los cabilleros centrales y la de velas en los laterales.
El paso de la maniobra a través de las cofas habrá de hacerse de una forma ordenada para que no se produzcan cruces y enredos que afearían el acabado.
El palo trinquete y el bauprés con todo su aparejo terminado, visto por dos lados. La disposición de las velas, dentro de una colocación realista, se hará por motivaciones estéticas y de maniobra, corriendo a cargo del criterio propio de cada uno su situación, plegado, etc.
Las vergas y velas del palo mayor llevan un aparejo muy parecido al trinquete, compuesto por la verga y vela mayor, verga y vela de gavia y verga y vela de juanete mayor.Aparejo de verga seca sin vela y verga y vela de mesana, cuyo aparejo es semejante a la de juanete. En este caso se ha colocado izada.
Vela cangreja con su aparejo.
Palo de mesana completo.
Chalupa
Antiguamente, y en contra de lo que pudiera parecer, la función de los botes, barcas, chalupas, lanchas, pinazas, chinchorros y demás embarcaciones de menor tamaño, no tenían, como función primordial, el salvamento en caso de catástrofe; si nos fijamos bien no existe relación alguna entre número de botes y marineros en los buques, por ejemplo en el S. XVIII; un naufragio costaba siempre muchas vidas. La utilidad real de estos barquitos no era otra que la de poder efectuar todas aquellas maniobras que tuvieran que realizarse en el exterior del buque, como transporte de cualquier peso, faenas de anclas, aguadas, etc. Una barca muy popular en aquellos tiempos era la conocida como “panadera” y que servía para traer de los puertos los alimentos frescos que consumían los tripulantes.
Todo navío de línea llevaba un mínimo de tres botes numerados por orden de mayor a menor como 1º, 2º y 3º La primera, la chalupa o lancha propiamente dicha era la más grande y tenía una configuración peculiar, muy redonda de proa y cuadrada de popa. Solía construirse con el forro a tope, es decir, con los cantos de las tracas unidos entre sí, o en tingladillo sobre todo fuera de España. El plano de formas y los de interiores nos muestran claramente cómo se construían estas embarcaciones. La que tratamos en el presente artículo, es la segunda, de tamaño medio y más acorde con las proporciones y funciones de una fragata de 22 cañones.
Estas barquitas solían llevar palos y velas además de servirse de remos. La chalupa mayor podía tener dos palos enterizos, hasta cuatro vergas, un bauprés y tres velas (a veces cuatro) generalmente latinas. Su aparejo era simple y adaptado a la necesidad de facilitar la maniobra al máximo. Nuestra chalupa, por sus dimensiones, lleva un solo palo además del bauprés con dos velas una triangular y otra trapezoidal. Tiene un estay donde se enverga el foque, una vela cangreja con su botavara y pico de cangreja, dos pares de obenques, uno de burdas y las correspondientes brazas para la maniobra de las velas. Aparte de todo esto, cada chalupa estaba dotada de sus correspondientes remos, el timón con su caña desmontable, un rejón o anclote de cuatro garfios y dos cajones, uno a proa y otro a popa para guardar las velas y aparejos, así como alimentos y agua en caso necesario. Toda la arboladura es desmontable para poder proteger los botes en el navío y utilizarlos sólo con los remos en las ocasiones en que las velas no son necesarias.
Las lanchas se guarecían sobre la cubierta de los buques, normalmente dentro del pozo de combés, entre el castillo y el alcázar; en unos casos sobre unos calzos en el fondo de esta zona, en otros sobre unos baos que cruzaban el puente de borda a borda. En nuestra fragata se ha colocado el bote aprisionado y atado entre los repuestos de dos masteleros cuyos extremos descansan en el castillo y el alcázar.
A veces a los botes mayores se les dotaba de soportes para pequeños cañones de mano o falconetes para su protección. Algunos incluso podían embarcar piezas de grueso calibre o morteros mediante una estructura especial que sostenía la cureña.
Los botes solían pintarse de blanco en la parte exterior del casco, con alguna banda de otro color más oscuro y decorada de proa a popa. El interior o bien se pintaba de rojo o se dejaba del color de la madera.
Dibujo 1
Dibujo 2
1. Plano de formas de una chalupa o lancha comúnmente usada en los navíos del S. XVIII.
2. Plano de interiores y cubierta con sus bancales. Se aprecia la forma peculiar de estos botes muy redondeados en la proa y de popa cuadrada. También pueden verse las piezas donde encastra el pequeño mástil y el bauprés.
3. Vista tres cuartos del bote. Observar las cuatro cabillas para recoger la maniobra de las velas.
4. La lancha aferrada o trincada sobre dos masteleros en el pozo de combés.
5. Plano de velas de la chalupa con su aparejo.
6. El barquito en plena navegación.