Cuando intentaba dar cuerpo a estas palabras, alguien me dijo: «UNA COSA ES EL ARTE DE LA PINTURA Y OTRA LA PINTURA COMO MANUALIDAD» y tenia toda la razón, pero ¿donde esta la línea que separa ambas realidades?

Desde mi punto de vista, la pintura es manualidad cuando se realiza de forma mecánica, cuando su utilización va encaminada a conseguir otros fines que no sean estrictamente artísticos, cuando la expresión del sentimiento queda relegada a un segundo o, a ningún plano en aras de otras necesidades, aunque estas sean muy importantes.

No quiero decir con esto que la utilización de la pintura de otras formas, o para otros fines, sea mala o no sirva. Simplemente creo que no es arte.

Lo importante de la obra de un pintor es saber que ha nacido de una necesidad interior y trasmite algo a quien lo observa, independiente de la forma, ya que la forma es la expresión exterior del contenido interior y esta tiene dos polos LA GRAN ABSTRACCIÓN Y EL GRAN REALISMO.

Todos los seres, como decía Kandinsky tenemos algo de divinos; en un momento determinado podemos ser capaces, somos capaces de crear.

Algunas personas, este don lo tienen a flor e piel, nacen con el despierto, son seres privilegiados, «es el genio» en otros, el don esta más escondido, pero lo tienen, con toda su grandeza, solo hay que aprender a utilizarlo.

Y como decía el pintor Fernando Zóbel: ”Para mi pintar es una forma de ver, sentir, aprender, enseñar, compartir, dialogar, descubrir, organizar… en fin pintar puede ser una forma bastante compleja y completa de existir, o mejor dicho de vivir“.

El pintor cuando sostiene un pincel en el aire puede llegar a ser un creador, el soplo que puede insuflar a su obra esta en él, pero tiene que encontrarlo y perder el miedo a proyectarlo. Muchos pasan por la pintura ciñéndose solo a la forma y dejando de lado la emoción de sus sentimientos.

Cuando hace unos años comencé a trabajar en el CAMF aprendí muchas cosas, quizás la más importante fue y siempre lo repito. «El arte no esta en la mano esta en el corazón y en la mente». Cuando alguien quiere o tiene la necesidad se expresarse y no puede, lo hace y no forzosamente con las manos, las manos son un instrumento pero para la expresión del alma no estrictamente necesario.

Pero hay un problema, común cuando la pintura se utiliza para otros fines, que siendo tan importantes como el artístico, no son su función primordial al dejar de lado la creatividad, y las técnicas pictóricas.

Es entonces cuando la pintura como arte se convierte en lo que podíamos llamar una manualidad. Esto lo digo como pintora, mejor o peor, pero que siente el arte, y que sabe de los anhelos que supone ponerse frente a un lienzo en blanco con un pincel, esperando que la inspiración sea lo bastante buena y poder ser capaz de reflejar algo de esos sentimientos que a veces nos ahogan.

Las preguntas eran:

a) ¿Como hacer aflorar esos sentimientos?
b) ¿Cómo conseguir que se liberasen del miedo a expresarse con libertad?
c) ¿Cómo conseguir que el preciosismo en la realización no supusiese un freno, en vez de ser el instrumento que les ayudase a dar forma a su creación?
d) ¿Cómo hacer que el aprendizaje y el pulido de una técnica no menguasen los valores que podían alcanzar?

En fin: había que conseguir:

1º) Que fuesen ellos mismos.
2º) Que aprendieran y pulieran unas técnicas.
3º) Que conservando cada uno su personalidad fuesen capaces de trasmitir algo de ella.

Basándome en la utilización del color de Kandinsky, en la Sinestesia y en la música, elabore un plan de trabajo, que manteniendo unas directrices básicas va evolucionando según el progreso de los pintores.

En la primera parte de estas clases, utilizaba la música como base de inspiración libre, no puse o mejor dicho no quise en ningún momento poner freno a la imaginación de cada uno, o a su forma de utilizar los colores por lo que no les di ninguna valoración o pauta de conducta en relación; color-sonido, luz-color, sentimiento-color; sentimientos, agresividad, color, luz, Sonidos, etc…a la hora de expresarse: es decir ponía una partitura y dejaba que la inspiración actuase. Así empezamos a trabajar un día a la semana, lo hacíamos con pinturas al agua y utilizando una gama de colores muy básica; Blanco, amarillo, rojo, azul y verde. A partir de estos colores debían realizar todas las combinaciones posibles de color para realizar un dibujo resultado de lo que en ellos produjese la música que escuchaban.

Al terminar la clase, en grupo analizábamos la obra y veíamos hasta que punto habían sido capaces de expresar algo real en relación con ellos mismos o que efecto había producido la música que escuchaban.

Era curioso la utilización instintiva del color, el soporte musical y la fuerza expresiva de la música, les hacia utilizar los colores de tal forma que de alguna manera relacionaba el sentimiento de la obra con el que en ellos provocaba, esto me obligaba a estar pendiente de la ejecución de la pintura mientras la realizaban y de lo que en esos momentos escuchábamos, ayudándome de esta manera a emitir un juicio al terminar la sesión que tuviese relación con ellos y lo pintado.

En las primeras clases, mejor dicho en los primeros tiempos, se notaba el agarrotamiento, la falta de confianza, el miedo al ridículo, la falta de imaginación, cosas que con el tiempo se empezaron a superar.

Las sensaciones producidas por la música, la relajación y la aceptación por parte de algunos alumnos (para otros, gracias a Dios ”pocos“ la música no les decía nada) de lo que escuchan llega a inundarles de tal manera que lloran cuando pintan.

Siempre teniendo en cuenta que durante este primer año solo utilizaban manchas de color que poco a poco fueron dando pasó a combinaciones más complejas, en cuanto a color y forma, o, a formas muy sencillas pero ya con cierto sentido cromático e imaginativo.

En una segunda fase, antes de ponerse a pintar, les explicaba algo sobre la época en la que el músico escribió su obra y lo que había querido decir con ella, dejándoles sin más, que realizasen el trabajo como mejor pudiesen, el resultado es ya mas complejo, el conocimiento, aunque fuese superficial de las situaciones que originaron la creación de la partitura, les mediatizaba de alguna manera para expresarse, no solo con los sentimientos que particularmente les produjese lo que escuchaban, también, tenían que tener en cuenta de alguna manera al músico; esto producía un enriquecimiento cromático, y una mayor complejidad en la forma, algo que hacían sin darse cuenta, pues el miedo que en un principio, les obligaba a tener sus emociones ocultas empezaba a resquebrajarse; los colores ya no son tan primarios ni sucios, la mezcla se hace con mas soltura, no necesitan justificar su falta de espontaneidad con la falta de color, y mediante símbolos indican su soledad, su tristeza, o como me dijo uno de los alumnos al valorar lo pintado ”es que me siento prisionero me gustaría volar“, aunque lo representado no tenia nada que ver con la naturaleza o los bajaros, espacios abiertos, ventanas puertas o algo por el estilo.

En el siguiente paso, la expresión de lo escuchado debía ser con formas geométricas, algo mucho más complejo, la limitación que les obliga a expresarse solo con cuadrados o con triángulos, círculos, etc…, y al mismo tiempo con solo dos colores, producía otra vez la pérdida de confianza, como se puede ver en los dibujos.

Pero cuando, la interpretación es libre y no queda mediatizada por la exigencia de unas formas determinadas, la obra, según cada personalidad se vuelve más compleja, más rica, más imaginativa, y habla de ellos mismos. Son capaces de olvidarse por un rato de su entorno y meterse en lo que hacen, llegando a contar con imágenes algunas situaciones, deseos, o sentimientos de sus vidas.

Esto repercute, sin darse cuenta, en el aprendizaje técnico del proyecto que diariamente realizan en clase, pues ya no se limitan a copiar solamente; el pintar del natural el interpretar lo que ven empieza a tener valor para ellos que ya no buscan tanto el preciosismo sin sentido, o por decirlo de otra forma la copia exacta de la postalita que ven sin tener en cuenta nada mas. Y es en esta fase en la que nos encontramos en estos momentos.

La inquietud de la creación empieza a anidar, la curiosidad por nuevas formas, el deseo de experimentar, y el ser capaces de empezar a dejar de lado la pintura mecánica que exige el perfeccionismo que ellos mismos se imponen a la hora de utilizar los medios con los que pintan, (boca, pie, prótesis….) y frente a la enseñanza técnica imprescindible en todo aprendizaje, empiezan a utilizar la creatividad.

La curiosidad por las nuevas formas, la experimentación, para poder crear su propio estilo, estimula la capacidad de mirar en un cuadro no solo la técnica, también lo que hay detrás de esas pinceladas, que unido a otras facetas de la enseñanza, fomentan sus deseos de pintar y de ser conocidos como pintores.

El artista, tiene vocación universal, necesita compartir su
DON.

Por esta razón, las personas que tenemos el privilegio de trabajar con estos pintores discapacitados, debemos propiciar su

integración en el mundo del arte.

Cuando un espectador se pone frente a una obra de arte, en este caso un cuadro, la obra, se apodera del observador, suscitando sentimientos como: agrado, nostalgia, disgusto, perplejidad etc. Nunca se pregunta si la obra la pintaron con las manos, la boca o el pie.

Porque lo que mira es Arte.

Bibliografía: citas de Kandinsky, La gramática de la creación El futuro de la pintura. De lo espiritual en el Arte. Cronología de Fernando Zóbel (Por Ángeles Villalba Salvador.) Relaciones Técnicas y sinestésicas entre pintura y música.